Dirección: Ronda de San Francisco, 31. 13.270-Almagro (Ciudad Real)

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La iglesia de San Francisco perteneció en su origen al convento fundado por D. Jerónimo Ávila y de la Cueva, bajo la advocación de Santa Catalina mártir y virgen, en memoria de su difunta esposa Dª Catalina de Sanabria. La licencia real preceptiva para este tipo de fundaciones fue otorgada definitivamente el 3 de abril de 1596 y la orden encargada de su gestión fue la de San Francisco.

El sitio elegido inicialmente para la fundación fue el espacio que entonces ocupaban unas casas “que dizen de Tarazaga e los dos quiñones adjuntos en el egido de la Magdalena, mudándose posteriormente al actual emplazamiento; Se compraron los terrenos necesarios por un total de setecientos ducados y sesenta y dos mil quinientos maravedís.

En tanto se llevaban a cabo las obras, el convento se fundó en la ermita de Santa Ana en mayo de 1597, donde fue instaurado el santísimo y trasladado un mes más tarde a la casa de la Clavería, situada en la calle del mismo nombre, por ser casa idónea y suficiente para la Comunidad y para los dichos frailes y convento.

Para la conclusión de las obras se estipularon tres años a contar desde el día de San Juan de 1603, dándose un periodo de prórroga de tres meses, aunque evidentemente la obra sobrepasó los plazos previstos, inaugurándose el convento el 19 de diciembre de 1612, catorce años después.

Este convento, atribuido a Nicolás Vergara el Mozo, aunque es del XVII, se trata de un claro ejemplo de arquitectura conventual renacentista de la Escuela de Toledo, tan sencillo como marcan los cánones de la orden franciscana. Construido en ladrillo, tapial, piedra y madera y rematado con alicatados de traza mudéjar, en su origen fue un pequeño convento rodeado de un gran huerto. Su primitivo trazado eran la iglesia y dos naves de dos plantas en forma de L que cerraban, con la sacristía, el pequeño claustro. El convento sufrió dos ampliaciones en los siglos XVIII y XIX cuando se construyeron nuevas naves idénticas a las primeras y adosaron nuevas capillas a la iglesia, éstas ya claramente barrocas.

La cubierta tiene bóveda de cañón con lunetos, dividida por arcos fajones y cúpula de media naranja sobre pechinas en las que se adosan los escudos de los fundadores.

A la muerte de D. Jerónimo en 1623, sus restos, junto con los de su esposa Dª Catalina, enterrada en San Bartolomé, fueron depositados en la cripta situada bajo el altar mayor de este convento franciscano.

Los franciscanos permanecieron en este convento un total de trescientos veinticuatro años, hasta el año 1821, en que fue suprimido; la iglesia pasó al obispado y el edificio conventual al ayuntamiento en 1850 para la creación de un hospital de caridad.

En el año 1877 regresan nuevamente los franciscanos a su antiguo convento, pero lo abandonarán definitivamente en el año 1942 por el escaso número de frailes que lo habitaban.

Actualmente, el convento se ha convertido en Parador Nacional de Turismo, mientras que, en la iglesia, bajo la advocación de San Francisco, después de la salida de los frailes, la Orden Franciscana Seglar, también llamada Orden Tercera, continúa la labor iniciada hace más de 350 años.

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