Durante el reinado de Enrique II le fueron concedidas a Almagro la celebración de dos ferias, una en el mes de abril y la otra en el mes de agosto. Esta última es la que ha llegado hasta nuestros días, celebrándose cada año entre el 23 y el 28 de agosto en honor al patrón de nuestra ciudad, San Bartolomé.

Nacería con la naturaleza comercial de las típicas ferias de venta de ganado, tomando muy pronto verdadera importancia por ser Almagro capital y cabeza de la comarca del Campo de Calatrava, manteniéndose como tal hasta mediado el pasado siglo XX.

Ya en el siglo XVIII cobraron importancia las tradicionales corridas de toros de Almagro, celebradas primero en su Plaza Mayor, después en el santuario de la Virgen de las Nieves, y desde 1845 en el albero del conocido como “Coso de La Cuerda”, por el que han pasado todas las figuras del toreo sin excepción. Para el recuerdo y el anecdotario quedaron acontecimientos como el protagonizado por Joselito El Gallo, “el rey de los toreros”, eligiendo Almagro para encerrarse con seis toros en solitario en el año 1915; el escándalo de Joaquín Rodríguez “Cagancho”, el gitano de los ojos verdes, en 1927 (que nos ha legado el dicho “has quedado peor que Cagancho en Almagro”); los disturbios producidos en 1932 que terminaron con la quema parcial de la plaza; o en fecha mucho más reciente, la histórica faena que el 25 de agosto de 2004 realizó José María Manzanares al toro Teclero de la ganadería de Alcurrucén, “la faena perfecta, la faena soñada”, como el propio diestro reconoció hasta el fin de sus días.

Verbenas, teatro, casetas, corridas de toros, atracciones para niños y mayores o los típicos “chozos” son algunas de las actividades que conforman la Feria y Fiestas de Almagro en honor de San Bartolomé.