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José María Manzanares enamoró a la afición almagreña

  • Publicado el Jueves, 26 Agosto 2010 00:30

El alicantino fue el triunfador de la corrida grande tras cortar tres apéndices tras dos faenas rebosantes de torería

Plaza de Toros de Almagro. Toros de Gavira, correctos de presentación y de juego dispar, para Enrique Ponce (ovación y ovación), José María Manzanares (dos orejas y oreja) y Miguel Ángel Perera (palmas y silencio). Tarde muy calurosa con media entrada en el tendido. Al comienzo del festejo se dio lectura a un manifiesto de apoyo a la Fiesta por parte de D. Luis Maldonado, alcalde de Almagro.

El alicantino José María Manzanares derrochó empaque y gusto en su actuación en la Plaza de Toros de Almagro, regalando dos faenas de distinto corte pero ambas muy meritorias, repletas de torería y basadas en el prodigioso temple que atesora. Su primer astado, al que recibió con un buen manojo de verónicas, se quedó muy flojo tras su paso por la suerte de varas. La embestida despaciosa dirigida con suavidad y mando a la vez, permitió a Manzanares gustarse sobre todo con la mano derecha.

Poco a poco fue dando tiempo al toro entre tanda y tanda para terminar con unos preciosos ayudados antes de recetar un estoconazo digno de premio, que le valió el premio de las dos orejas solicitadas con fuerza por el público. A su segundo bis, puesto que el de lidia ordinaria fue devuelto a los corrales por falta de fuerzas, tuvo que hacerlo él. Pocos apostaban por el toro, pero el torero de Alicante le buscó las vueltas y exprimió a fondo sus embestidas, basándose de nuevo en la despaciosidad y el temple. Brilló más con este por el lado izquierdo al natural, para cerrar con unos molinetes que llegaron al público. Se tiró como un cañón pero pinchó arriba, aunque no fue inconveniente para llevarse otra oreja tras acertar al segundo intento con una estocada entera.

Enrique Ponce no pisaba el ‘Coso de la Cuerda’ desde el año 2003. Y se presentó con ganas en Almagro. Lo demostró con el primero, al que exprimió hasta pasarse de faena en una labor con el más puro aroma poncista, repleta de suavidad y aparente facilidad. El toro se rajó descaradamente cerrándose en tablas poniendo en dificultades al valenciano para entrar a matar. Cerró su labor con tres pinchazos y una estocada baja. Con su segundo, el más soso de la corrida, volvió a hacer el esfuerzo pero quedó patente que de donde no hay, no se puede sacar. Desrazado e incómodo fue el de Gavira, al que despachó tras pinchazo y estocada. Dos ovaciones cariñosas despidieron a Ponce en Almagro.

Miguel Ángel Perera por su parte, puso el valor y la quietud, sus señas de identidad tarde tras tarde. Su primero, un toro bonito de hechuras pero que bajaba un poco con respecto a sus hermanos, se rajó ya desde el tercio de varas. Terminó cerrado en tablas junto al tendido 6, donde por dentro y por ambos pitones, consiguió los muletazos que más llegaron al público. Pero pinchó, y aunque mató después de una casi entera, su premio se quedó en las palmas del respetable. El que cerraba plaza, el más fuerte de la tarde, le permitió pegar algunos buenos muletazos por el lado derecho pero puede que pecara de ahogar un poco su embestida pisando los terrenos de cercanías en los que Perera se siente a gusto. No terminó de calar en el tendido y volvió a pinchar hasta en tres ocasiones para cerrar una faena que fue silenciada, con el público expectante por ver salir a hombros al torerazo José María Manzanares. *Ver imágenes*