Una clase de educación sexual femenina del S.XVI en Almagro

‘La escuela de la desobediencia’, un texto de Paco Bezerra, dirigido por Luis Luque y protagonizado por María Adánez y Cristina Marcos, tratará el tema de la mujer en el Teatro Municipal del 8 al 10 de julio.

El Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro acogerá desde hoy, viernes, y hasta el día 10 de julio, a partir de las 22:45 horas, en el Teatro Municipal, la obra La escuela de la desobediencia. Esta dramaturgia de Paco Bezerra está realizada a partir de las novelas dialogadas L’école des filles au La philosophie des dames, atribuido a Michel Millot; e I Ragiomenti, de Pietro Aretino.

 

“Este montaje bebe de estos dos textos anteriores para, en su adaptación dramática, seguir reflexionando siglos más tarde sobre la evolución del ideario moral femenino; la categoría humana de aquellos que siguen encargados de nuestra educación; o las enseñanzas que se prefieren a las chicas para que cumplan con la función social que les corresponde”, asegura Bezerra.

Esta producción de Andrea D’odorico y Teatro Portátil está protagonizada por las actrices María Adánez y Cristina Marcos, en los papeles de Fanchón y Susanne respectivamente, y cuenta con la dirección de Luis Luque, quien explica que “para mí es emocionante pensar que Susanne y Fanchón van a ser encarnadas para mostrar que la mujer ha sentido, siente y sentirá placer sexual con la misma intensidad que el hombre”. El reparto también cuenta con Sofía Alegre, músico en directo, viola de gamba y Rosa Miranda, voz en director, soprano, informa el Festival a través de nota de prensa.

Sipnosis

Susanne, tras visitar a la hija de un pariente, que acaba de ingresar como monja en un convento cercano, cambia de rumbo y acude veloz a hablar con su prima Fanchon al enterarse de la existencia de un plan destinado a que ella también se ponga los hábitos. A través de la curiosidad, el deseo y el placer carnal, Susanne incitará a su joven prima a despertar sexualmente para, de esta forma, poder decidir el mejor de los caminos a escoger, teniendo en cuenta los únicos estados a los que la mujer de la época podía aspirar: casarse con un hombre por su padre, meterse a monja o hacerse cortesana.

Ante la resistencia de Fanchon a creer en las palabras de su prima, Susanne decide invitarla a “matricularse” en una singular escuela, portátil, clandestina y ambulante, donde ella misma es la profesora y en la que, según dice, aprenderá a desaprender todo lo que le han enseñado hasta el momento para volver a aprenderlo todo de nuevo por sí misma: la escuela de la desobediencia. De esta forma, y antes de que la terminen obligando a ingresar en el convento – si es que el plan familiar acaba surtiendo efecto --, Fanchon va, poco a poco, pasando de lección en lección mientras descubre los verdaderos intereses de la educación femenina, a la par que satisface su intelecto y su propio deseo sexual hasta convertirse, sorprendentemente para la época, en una mujer libre. Eso sí, ¿a cambio de qué precio?