La ex gimnasta Tania Lamarca felicitó al Ayuntamiento por su labor de reconocimiento y apoyo a las jóvenes deportistas

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La bicampeona del mundo y Oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta, ha escrito el libro, Lágrimas por una medalla, en el que cuenta las alegrías, esfuerzos y renuncias hasta conseguir el sueño olímpico y, lo más importante, el después de la medalla.

La actividad deportiva masculiniza a la mujer, es peligrosa para su salud y además a las mujeres no les interesa el deporte. Estas tres premisas han estado presentes durante muchos años en el imaginario colectivo de los españoles. Tres ideas de las que partió la periodista Cristina Gallo para contar la presencia de la mujer en el deporte y, en particular, en los Juegos Olímpicos durante la charla que tuvo lugar en la tarde de ayer encuadrada en las III Jornadas Mujer y Deporte organizadas por el Ayuntamiento de Almagro.Unos inicios que no fueron fáciles pero que hoy en el siglo XXI el deporte femenino sigue sin ocupar el mismo lugar que el practicado por hombres en reconocimiento y difusión.

 

La ex gimnasta española Tania Lamarca aportó su experiencia como deportista de elite. La bicampeona del mundo y Oro en los Juegos Olímpicos de Atalanta por equipo en gimnasia rítmica, afirmó que no se sintió discriminada porque su deporte es de los que practican las mujeres, “ pero sí en el apartado de reconocimientos: “Las medallas sólo sirven para decorar una vitrina de una casa”, dice en su libro Lágrimas por una medalla, publicado hace dos años, en el que cuenta en primera persona las alegrías, los esfuerzos, las renuncias… que tuvo que hacer hasta conseguir el sueño olímpico y lo más importante, el después de una medalla.

En este punto de su intervención, Tania Lamarca felicitó al Ayuntamiento de Almagro por el reconocimiento público que hizo minutos antes de la charla a las jugadoras del equipo de Fútbol-Sala femenino. Actos como estos son muy importantes y es también importante que los políticos, las personas que tiene algo que ver con el deporte, al igual que las familias, estén en todo momento con sus deportistas en los momentos buenos, pero también en los momentos malos. Lágrimas por una medallarecoge el testimonio sincero y tierno de esta deportista vasca: su soledad en Madrid lejos del ambiente familiar; las estrictas dietas, los rígidos horarios, la rivalidad feroz dentro del propio equipo, los entresijos de la competición; las pequeñas batallas ganadas a fuerza de voluntad y espíritu deportivo. Pero, al mismo tiempo, es el testimonio de una mujer que, al dejar obligada el deporte de elite, con dieciocho años porque superaba en 2,7 kilos el peso que debía tener para seguir en el equipo nacional, se encontró un mundo hostil en el que sus preciados metales sólo servían para adornar vitrinas.

A pesar de las dificultades con las que tuvo que enfrentarse, Tania Lamarca no dio una imagen pesimista durante su intervención a la que asistieron las actuales campeonas regionales de fútbol sala femenino. Sus palabras sinceras dejaron claro que, a pesar de los obstáculos, es posible conseguir que los sueños se cumplan. Con este libro las dos autoras quieren ayudar a jóvenes deportistas que se inician este mundo del deporte de elite. Por ello, el libro incluye una guía didáctica para trabajar en los centros educativos los valores que también la ex gimnasta aprendió durante su etapa deportiva y que le han servido en su vida diaria como son el compañerismo, la amistad, la tolerancia, el esfuerzo, el sacrificio y la responsabilidad.