El Almagreño Miguel Ángel Ruiz finaliza su Vuelta al Mundo

El 3 de enero de este año que está a punto de finalizar comenzaba su aventura un joven almagreño, Miguel Ángel Ruiz, planteando algo que sonaba a relato literario “dar la vuelta al mundo” no en ochenta días como el personaje de la genial obra de Julio Verne, sino en un año. Chile, Bolivia, Nueva Zelanda, Australia, Camboya… y así hasta un total de veintidós países repartidos por los cinco continentes, ese ha sido el periplo de este almagreño que comenzó esta andadura “como una ventura que decidí emprender yo solo y de la que no me arrepiento ni por un segundo, dándome cuenta de que puede viajar por mi mismo a cualquier rincón del mundo”, según comenta el propio Miguel Ángel Ruiz.

Uno de los aspectos más destacados de este viaje que ha finalizado en los días finales de este mes de diciembre es que “después de esta experiencia habrá un antes y un después en mi vida, aprendiendo a tratar con gente de todo tipo sabiendo ponerme a todas las alturas”. Entre los más recientes lugares y ciudades visitados por este intrépido viajero caben destacar Bombay, Pushkan, Saigon, Hha Trnag, Cofee Bay o Hanoi, viviendo situaciones y disfrutando de imágenes de tanta belleza como los animales en libertad de Namibia o la Bahía de Ha Logn en Vietnam, uno de lo lugares que Miguel Ángel Ruiz tenía como referentes de su viaje.

Gracias al blog de este almagreño, durante toda su aventura, muchos amigos y curiosos han podido también viajar gracias a Internet, disfrutando de los comentarios que de manera regular Ruiz introducía en su diario virtual. Así hemos podido sentir como algo cercano las cumbres de la cordillera del Himalaya, ver los trenes de la india atestados de gente que viajaba sobre los techos “como si nada”, sorprendernos con los pingüinos del Cabo de Buena Esperanza o bailar al ritmo de los bares en Sudáfrica. Otro de los aspectos más destacados de este viaje para Miguel Ángel Ruiz ha sido sin duda “la posibilidad de abrir esa cortina que nos separa y quitarnos de encima los prejuicios hacia personas de otros lugares y latitudes” destacando igualmente que, a lo largo de todos estos meses de traslados y convivencia con personas de distintas razas, etnias y religiones no ha sentido ninguna sensación de peligro, a excepción de Sudáfrica.

El escaso número de españoles que Ruiz se ha encontrado a lo largo de su viaje ha sido otro de los aspectos que más le ha llamado la atención, y es que según nos comenta “parece ser que aquella mentalidad descubridora que tuvieron nuestros antepasados se ha ido disipando poco a poco”. No obstante, este joven almagreño se ha encontrado con algunos españoles desperdigados por los distintos países que ha visitado, teniendo un recuerdo muy especial para “toda esa gente tan especial que me he encontrado en mi camino, gente con la ha sido facilísimo forjar una amistad, gente que me ha hecho pasar momentos inolvidables y que me han ayudado cuando han surgido dificultades haciéndome olvidar que estaba solo”. Si sorprendentes han sido los paisajes y las costumbres con las que Ruiz se ha tenido que enfrentar, no menos impresionantes han sido las historias humanas con las que se ha encontrado como por ejemplo “aquellas chicas viajando solas por la India o una joven japonesa que conocí en Bolivia y que estaba viajando desde Mexico hasta Argentina”.

No podríamos cerrar esta crónica sobre la Vuelta al Mundo de Miguel Ángel Ruíz sin mencionar su rostro más solidario y humano, poniendo como ejemplo la que prestó en un colegio de niños desfavorecidos de la India o repartiendo ropa entre algunos jóvenes de Mondesa, una población cercana a Swakopmund. Finalmente, Miguel Ángel Ruiz lanza desde Almagro un mensaje de ánimo a todos aquellos que están pensando en hacer algo parecido planteándoles que “se lancen a la piscina, que no pasa nada y que conocerán costumbres y gentes que de otra forma no podrían imaginar, ya que al final de esta vida te arrepentirás más de lo que no has hecho que de lo que has hecho”. Y así dejamos a este almagreño, con los sonidos y las imágenes de estas fechas, teniendo por seguro que al contemplar las luces y los adornos navideños, a Miguel Ángel Ruiz acudirán imágenes marcadas ya para siempre en su retina como los atardeceres en el desierto australiano, el suave roce de los peces en la gran Barrera de Coral, el frío gélido del Himalaya, los aromas intensos de la India, el sabor indescriptible de la comida en Tailandia o el calor sofocante de Namibia.