La iglesia del convento de la Encarnación abrirá sus puertas en primavera
- Publicado el Viernes, 09 Noviembre 2018 08:13
Tras el proceso de secado de los muros que ha tenido lugar durante casi un año, se están pintando las paredes colocando un nuevo suelo similar al anterior
El problema de la humedad en el convento de la Encarnación (fundado en 1575) viene de lejos. La comunidad residente de monjas de clausura de la Orden de Predicadores comenzó hace varios años a ponerse en contacto con instituciones de toda índole para paliar el grave problema. Han llamado a muchas puertas y han pedido colaboración y poco a poco se van dando pasos.
De la mano del ingeniero almagreño Manuel Ramírez en el verano de 2017 se inició el estudio real de las humedades. El templo religioso fue el primer foco de preocupación del convento. La iglesia había tenido varias reparaciones parciales, la última hace unos 20 años pero que no acabó con la humedad. La capilaridad se había convertido ya un problema de seguridad. La instalación eléctrica estaba muy deteriorada, los cables totalmente carcomidos y las manchas de humedad llegaban hasta las casi 2 metros de altura en las zonas cercanas al altar. Así, Ramírez, de Sumum8, buscó una empresa especializada en el tema que pudiera solucionar la humedad de manera eficaz, duradera y con garantía. El tratamiento es caro, pero los resultados analizados en otros edificios y la garantía de la empresa de 40 años, animó a la comunidad de monjas a embaucarse en el proyecto.
El proceso, que comenzó hace un año, ha consistido en aplicar una resina en los muros que al solidificarse actúa como una capa impermeabilizada/impermeabilizadora/impermeable. “Se perforó el muro a nivel transversal con la que se evita que el agua suba al crearse una lámina impermeabilizante. El siguiente paso fue inyectar la resina también en la parte interna de los muros para que el agua no se extienda por el resto de los muros”, explica.
Se ha necesitado casi un año para su secado total. El pasado mes de julio se realizaron las pruebas de secado y se comprobó el estado de las paredes. Las huellas de este proceso se pueden ver en la fachada del edificio. Hasta la parte del muro que se ha sido inyectada la resina, que coincide con la finalización de la nave principal de la iglesia e inicio del coro, la pared muestra diferente color.
Tras finalizar el secado, se ha comenzado a enlucir las paredes y a continuación se pintarán. Al mismo tiempo se ha colocado un nuevo suelo de mármol, similar al anterior, al que también había llegado el agua y la humedad. Manuel Ramírez indica que se ha actuado también en este sentido abriendo un espacio que actúa como cámara de aire. La iglesia abrirá, según previsiones, en unos seis o siete meses.
Como curiosidad, los trabajos realizados en la iglesia han sacado a luz varias hornacinas, huecos en los que posiblemente habría alguna imagen o figura religiosa, además de una frase escrita en una de las paredes del templo.
Próximas actuaciones en el museo y la biblioteca del convento
La humedad no solo está en la iglesia, es un constante en todo el edificio. En función de los recursos que la comunidad de monjas reúne, se trabaja. El siguiente paso, gracias a otra subvención de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, se va actuar en el museo y en la biblioteca en las que las manchas de humedad llegan hasta el techo en varios puntos. La previsión es que las obras- inyectar la resina- comiencen a finales o principios de año para su secado. Al igual que la iglesia, habrá que esperar varios meses hasta su total secado. Hasta finales del próximo 2019, la obra no habrá finalizado. Este segundo proyecto está valorado en 32.557,42 euros de los que el Gobierno regional ha aportado 25.000 euros.
La humedad en edificios antiguos es algo habitual en Almagro debido a las corrientes de agua por debajo del suelo. Los muros de estas edificaciones están construidos por materiales porosos, fundamentalmente mortero, y piedra que hacen que el agua no encuentre barreras para pasar y asciende por las paredes. En el caso del convento de la Encarnación se ha descubierto que pasa “un río de agua” justo por el centro de la iglesia que sigue hasta la ronda. No se sabe desde cuando está el problema de la humedad pero si quizás tenga más de 150 o 200 años.
Sobre el convento
El convento se fundó en 1575 por Diego de Lucena y Juana Gutiérrez. La iglesia tiene planta de cruz latina con la cabecera poligonal, que marcará mucho más sus rasgos manieristas. En el crucero destacan los lienzos con pinturas de San Juan Bautista, San Juan Evangelista, San Diego y San José, un programa iconográfico que responde a la onomástica de los fundadores.
La nave dividida en dos tramos, se cubre por bóveda de cañón con arcos fajones y lunetos; el primer tramo se decora con el escudo de la Orden y debajo aparece la fecha de 1597. Las capillas de poca profundidad, se abren entre las pilastras toscanas que componen el muro
Del exterior merece la pena destacar la portada de acceso. Consta de dos cuerpos; el primero, edificado en el siglo XVI, está formado por un sencillo arco de medio punto que configura un falso alfiz. El segundo cuerpo se construye en el siglo XVIII, cuando el Conde de Valdeparaíso es nombrado patrono del convento, por lo que dona una cantidad de dinero para el reparo de la iglesia y la construcción de su retablo mayor, está decorado con el bellísimo escudo de los Condes de Valdeparaíso.
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