Devoción a los santos Reyes Magos de algunas familias almagreñas durante los siglos XV-XVII a semejanza de los banqueros y empresarios de la ciudad italiana de Florencia
- Publicado el Martes, 02 Enero 2018 14:18
Arcadio Calvo Gómez
Cronista oficial de Almagro
“Si el cristianismo en la conmemoración de la Navidad, el nacimiento de Jesús es la representación artística que más se ha prodigado, la escena de la adoración de los Magos ha tenido una belleza singular en diferentes etapas históricas desde las primeras representaciones plásticas, siguiendo con el arte bizantino, el románico, el gótico el renacentista y el barroco”. (1)
En la Florencia del siglo XV- por razones espirituales y morales- ser rico, no estaba bien visto;(no hablemos entonces de los prestamistas). Por eso, invertir en bellas creaciones religiosas era una manera de expiar la culpa por tener tan buena fortuna. La escena religiosa favorita de los empresarios florentinos era la adoración de los Reyes Magos, pues Sus Majestades orientales y su séquito proporcionaban la excusa ideal para mostrar lujosas telas y joyas exquisitas sin hacer saltar las alarmas morales. Las leyes suntuarias de la época eran un manual de cómo no aparentar la riqueza en exceso. A lo largo de los siglos XV-XVII inclusive el XVIII, se daba esta circunstancia en las opulentas familias de la sociedad almagreña. Es curioso que en los anales de la historia de Almagro pervivan ejemplos de carácter particular de familias con las mismas preferencias devocionales profesadas por la gente rica de Florencia, aunque es muy probable que la idea ya estuviese generalizada por Europa. Sin embargo, no nos debería extrañar si recordamos que entre finales del s. XV y principios del XVI se estableció en Almagro Arturo Strozzi, rico banquero florentino, descendiente de un importante y acaudalado linaje de esta localidad italiana, con casa de mayorazgo (Palacio Strozzi) en la antigua capital de la Toscana(2). También residía en Almagro por los mismos tiempos el milanés Gaspar Rótulo Trincheri, importante personaje de las finanzas y notable terrateniente (3).
Valga algún ejemplo más: Juan García de Pisa, adinerado mercader de Almagro, en su testamento (22-6-1481) dejó dispuesto “…que en la capilla (antigua parroquia de San Bartolomé) que emos comprado mis cuatro hermanos y yo, e que se haga un buen enterramiento e que en la dicha capilla se ponga un retablo en que esté la historia de los Santos Reyes Magos, porque me es de mucha devoción, e lo e prometido así…” (4)
La familia del mencionado Rótulo también puso en su capilla funeraria de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario un gran cuadro de la “Adoración de los Santos Reyes Magos” (con este nombre o de los Rótulo era conocida la mencionada capilla). Y, su nieta Antonia María, ya viuda de don Juan Serrano Zapata, embajador que fue de Felipe IV en Génova, decidió pasar los últimos años de su vida en su palacio de Almagro, en las “Casas del Castillo”, donde disponía de un rico oratorio, y -en el retablo- una Adoración de los Reyes Magos que, según ella; era “la joya más preciosa y de más estimación de mis padres y abuelos…” (5)
Como heredera del mayorazgo de sus abuelos, Gaspar Rótulo y María Carrillo, también le pertenecía la capilla de los “Santos Reyes (con un cuadro de esta advocación), sita en la Santa Iglesia parroquial de la Madre de Dios…la cual dicha capilla está al lado del evangelio del altar mayor, según y cómo la hubo y compró y tuvo y poseyó el dicho Señor Gaspar Rótulo mi abuelo…”
En 1650, Antonia María vendió la capilla a precio de doscientos ducados a Antonio Jedler Calatayud, caballero de Calatrava; hijo de Carlos Jedler y nieto del factor de los Fúcares, el alemán Juan Jedler. Entre otras reformas, Antonio Jedler puso nuevo retablo y nuevas imágenes de su devoción, entre ellas la de San Antonio de Padua. El cuadro de los Reyes siguió en su lugar y la capilla a partir de entonces pasó a ser conocida con el nombre de San Antonio de los Reyes.
La devoción a los Santos Reyes, no solo se manifestaba en las obras de arte sino que también era tradición en los prolíficos matrimonios almagreños, que al primero de sus hijos varones les impusieran el nombre de Melchor con idea de que continuasen llegando más vástagos y seguir con la terna de nombres. Por ejemplo, como en el caso del alemán nacido en Colonia y residente en Almagro Juan de Juren, factor de los banqueros Fúcares (1538-1555) y su mujer, la almagreña Ana Espinosa de los Monteros: de los seis hijos habidos en su matrimonio -cuatro varones y dos mujeres- tres varones fueron bautizados con los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar. En este caso, es muy probable que se deba a que el progenitor pusiera estos nombres en recuerdo de los tres Reyes Magos cuyos restos –según la tradición-se conservan, en la catedral de su ciudad natal. También Diego Gutiérrez y Leonor de Huelva (no se conocen otros hijos) fueron padres de: Melchor, canónigo en la Paz (Perú) y de Gaspar y Baltasar, religiosos. Don Bernardino de Ávila y doña Catalina de Sanabria, fundadores del antiguo convento de San Francisco -según Maldonado y Cocat- tuvieron nueve hijos, de los cuales dos llevaron los nombres de Melchor y Baltasar y probablemente otro, -que bien pudo haber fallecido –habría sido bautizado Gaspar. (6)
Curiosa y semejante historia de tan distintos y tan distantes lugares geográficos.
Foto: Adoración de los Reyes Magos- Cósimo Rosselli c.1470
Bibliografía:
(1) Regino MATEO DEL PERAL-Madrid Histórico 2017, nº 67-p.78
(2) Arcadio CALVO GÓMEZ.- Guía de Feria, 2012, pp.46-47
(3) A. CALVO, Arte y Pensamiento, 1ª Época, nº.3 pp.22, 25
(4) A.CALVO, Guía de Feria, 2011, p.41
(5) A.CALVO, Arte y Pensamiento, 1ª Época, nº 3 p.26
(6) Maldonado y Cocat, Ramón José. El Convento de San Francisco. Parador Nacional de Almagro p.14