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Visita de la Orden de Calatrava a Almagro en el año de 1638

  • Publicado el Jueves, 15 Diciembre 2016 11:18

Belen de Fucares

 

ARTÍCULO DE OPINIÓN

Arcadio Calvo, cronista oficial de Almagro

Año, 1638. Felipe IV, como administrador perpetuo de las Órdenes a propuesta del Consejo nombra visitadores generales en los partidos del Campo de Calatrava  a don Juan Hernández Treviño y Velarde caballero profeso de la Orden de Calatrava y el doctor frey Miguel Cejudo capellán de S.M. prior de Valencia. Los visitadores llegaron a Almagro en diciembre alojándose en varias posadas  de las existentes en la localidad en las que por cierto,   no estuvieron  conformes por ser muy “desacomodadas para sí y su escribano, alguacil, criados y familiares” dando sus quejas a la justicia y regimiento almagreño. Respondiendo la municipalidad a sus “mercedes” que la villa no tenía obligación en rigor de dar posadas especiales  como a visitadores generales pero que lo harían por mera cortesía.

La visita oficial  dio comienzo de inmediato…”en virtud de la dicha comisión que de suso va incorporada nos, los dichos visitadores generales estando en la visita pública de esta villa ansí en lo que toca a lo espiritual como a lo temporal= vimos y visitamos dicha villa y cosas públicas della…”

Se hizo  un exhaustivo reconocimiento del estado de  calles y edificios de la localidad, así  públicos como privados exigiendo el más riguroso cumplimiento de las normas  que dictaron     para aquellos propietarios de casas en situación de peligro para la seguridad de la ciudadanía o  simplemente por la fealdad causada por abandono y despreocupación en conservarlas por parte de los dueños de los edificios. En aquella ocasión las casas de Almagro debían presentar en general  buen aspecto, al menos exteriormente pues  el informe solo menciona casos muy puntuales de “ruina y peligro” de algunas de ellas, así como las puertas de Bolaños y Villarreal  y las murallas de la cerca que se encontraban en mal estado y  su conservación correspondía al concejo de la villa. También exigían que las rejas de las ventanas de las casas estuviesen  puestas en las fachadas por encima de la altura de un “hombre” o bien a ras de las paredes  para evitar accidentes.  En fin, sabias medidas dignas de imitar.

Reconocieron los visitadores la Cárcel que estaba en obras valorándose  positivamente los materiales que se empleaban y,  la Casa del Peso junto al Ayuntamiento que estaba bien conservada. Pasaron  a las casas de Ayuntamiento situadas  como hoy  en la entonces  Plaza Pública de la villa, vieron  que sus puertas eran buenas y fuertes, y en la sala alta principal sus ventanas y medias rejas dando  a la plaza. En el testero había un retablo del descendimiento de la Cruz ante el que hacían oración antes de celebrar las juntas el ayuntamiento (piadosa costumbre). Debajo estaba el sillón del gobernador y alrededor unos bancos forrados de cordobán colorado. En la misma  sala se “atajó” una parte para hacer un oratorio para que la justicia y regimiento de la villa oyese misa en los días “ajustados”.

 Siguió  la visita a otras dependencias…archivo, cocina y otros aposentos del edificio.

A continuación recorrieron la Plaza Pública (en el siglo XIX conocida como Real, de la Constitución, de España y actualmente Mayor).Hicieron constar que la plaza en cumplimiento de los anteriores visitadores generales del año 1594 estaba ensanchada por donde se proyectó y mandó por dichos señores visitadores, teniendo la mayor parte de ella sus corredores de pino bien labrados y adornados a tres alturas, el primer nivel (soportales) con columnas de piedra fuertes con sus  basas y capiteles sin necesidad de reparos

Algunos corredores de la misma plaza  “fronteros” a la iglesia de  San Bartolomé el Viejo y otros que eran del mesón del Sol  linderos a las casas de don Juan de Molina  y tiendas de doña María de Molina, todos eran muy viejos y de malas maderas y “hechura” y afeaban la plaza. “Por lo que mandamos que los dueños de ellos los derriben dentro de cuatro meses y los vuelvan a hacer de nuevo en la conformidad que estén los demás corredores de que va hecha mención y los acaben dentro de un año de manera que guarden la correspondencia de los demás como va dicho y lo cumplan según va  declarado con apercibimiento que no haciéndolo ansí mandamos derribar y hacer de nuevo a su costa y de no cumplir se impondrán diez mil maravedís para obras pías a nuestra distribución.” Desde luego, en  estos asuntos no se  tenían miramientos.

Observaron que el empedrado tenía deficiencias por estar en muchas partes levantado donde “se detiene el agua y hace lodos cuando llueve”. Mandaron arreglarlo. Dos casas de la calle de la Feria también se incluyeron en las medidas a seguir por los visitadores regios. “Vimos la calle de la Feria y la pared alta de las casas donde vive Pedro Sánchez está a peligro de caerse y respecto de ser calle principal por donde pasa de ordinario mucho concurso de gentes y podría suceder una grande desgracia =mandamos se derribe luego sin ninguna dilación a costa de cuyas son dichas casas y so pena de tres mil maravedís para obras pías a nuestra distribución. Y por la dicha acera y calle hay un cuarto alto en las casas donde vive Alonso Hernández, vecino desta villa el que está salido y desplomado de los demás edificios más de una vara y podría con el tiempo venir el mismo peligro que el referido-mandamos al dueño de dichas casas, dentro de dos meses derribe  dicha pared y la haga de nuevo conforme a las demás con las mismas penas que la antecedente.”

Tampoco pasaron por alto una puerta nueva que un vecino supuestamente sin permiso abrió  en su casa. “Para efecto de haber abierto una puerta que sale al patio de palacio, ahora nuevamente don Sebastián de Uclés vecino desta villa, mandamos al susodicho que dentro de ocho días  exiva ante nos el título que tiene para efecto  aver abierto dicha puerta…y no mostrando lo bastante mandamos luego cierre dicha puerta como estaría antes de abrirla y si no lo cumpliere será condenado a pagar diez mil maravedís para obras pías o procederemos contra él como hallaremos por derecho.”  No creo que los vecinos afectados  se atreviesen a eludir esta normativa. Encontraron la cerca o muralla de la villa “rota y maltratada” con necesidad de grandes reparos, pero esta no tenía renta para su mantenimiento. Temiendo  que fuese en aumento su ruina se pedía al gobernador que evitase su deterioro; “y que ninguna persona rompiese dicha muralla para abrir puerta ni albañales que salgan al campo ni a otras partes”. Por último visitaron el Pósito general de la villa que estaba   bien construido, el pozo Agrio con brocal y  sus  gradas de piedra labrada y la fuente de la Nava que era de la jurisdicción de la villa, próxima al puente del Alguacil “la cual está corriente y limpia y no necesita de cosa alguna”.

Fuentes documentales: A.H.N. Sección O.O.M.M.  Leg.6099 
(1) Por lo extenso del documento, solo  hemos extraído lo referente a la visita  al concejo de Almagro, excluyendo ermitas monasterios etcétera)

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