La Galería Fúcares colabora en la exposición de Manuel Prior en Toledo

Cartel Camuñas Prior

 

 

La serie de trabajos pictóricos que Manuel Prior (Puertollano, 1933) ha venido realizando sobre la fiesta del Corpus Christi de Camuñas, desde los años 70 y en aproximaciones sucesivas, tiene a mí juicio dos líneas propias significativas, Líneas que derivan de la propia representación del Corpus camuñero. Como una intersección entre lo laico y lo religioso, lo transgresor y lo convencional, entre lo ceremonial y lo memorial.

Corpus de Camuñas que no es otra cosa que un Auto Sacramental que se representa y baila en las calles por parte de los llamados 'Pecados y danzantes'. Danzantes que se agrupan en tres bloques representativos del Mundo, del Demonio y de La Carne. Lejos pues de las solemnidades celebrativas de Toledo o de Sevilla, donde el eje de la representación eucarística es la exhibición de una magna custodia. En Camuñas, el asunto adquiere carácter de batalla medieval con reminiscencias y atisbos de Carnavales. Si aquí el conflicto es entre don Carnal y doña Cuaresma, allí es la batalla sostenida entre esas tropas intemporales.

La primera de las líneas que han fijado a Prior con Camuñas, daría cuenta del nexo que un asunto tan plástico y sorprendente como las diversas manifestaciones sacramentales tiene con la Pintura. Y particularmente la mutación del orden que arrastra todo Carnaval; no olvidemos que los diversos danzantes camuñeros van provistos de caretas, cuál máscaras carnavaleras.

Bastaría recordar las aportaciones históricas de Canaletto a Goya, de Brueghel a Ensor o de Miro a Gutiérrez Solana, para entender la fijación de Prior con Camuñas y el Corpus. Fijación que es, por otra parte, un lugar común de la misma Pintura en los ensayos de repetición de tantos autores. El Saint-Victoire, el Gran Canal o la Gare Saint Lazare, han merecido tantas repeticiones y capturas como las calles engalanadas de Camuñas por parte de Prior. Un Prior que tal vez rememore desde la topografía camuñera del cerro Cabeza Gorda y del arroyo Amarguillo, otra topografía de la memoria propia, en forma de Ojailen y de cerró de Santa Ana y San Sebastián, Otra cosa será la adecuación de su lenguaje pictórico con el universo expresivo de máscaras y danzantes. En raro abrazo de color y tiempo.

José Rivero. Junio 2016