Los almagreños despiden a la familia Alcázar Asensio en el accidente aéreo de Barajas

funeral3Tras cuatro días de larga espera, los cuerpos de José Alcázar Jiménez de 47 años, María Victoria Asensio Chávez de 45, y sus hijas, Inmaculada y Mari Nieves, de 19 y 11 años respectivamente, descansan desde ayer en el cementerio municipal de Almagro. Centenares de vecinos, amigos y familiares acudieron a la parroquia de San Bartolomé a dar un sentido y silencio adiós a las cuatro víctimas del trágico accidente aéreo que se produjo el pasado miércoles en Barajas.

A las 15.30 horas hicieron entrada en la calle los cuatro coches fúnebres con los restos de la familia directamente desde el madrileño cementerio de la Almudena, de donde partieron a las 13.00 horas tras haber recibido en la madrugada de ayer domingo la confirmación del traslado de los cuerpos. A las 15.20 horas un familiar dio el aviso en la calle (después de una llamada telefónica) de que los coches ya estaban entrando en Bolaños (a escasos cuatro kilómetros de la capital calatrava). Eran los últimos diez minutos de espera para que la familia Alcázar Asensio descansara por fin en paz.

Aunque la hora de la misa se había fijado a las 16.00 horas, por expreso deseo de las familias que no quisieron retrasar un minuto más la larga agonía, de hecho habían solicitado que no se instalara capilla ardiente y que la misa se celebrase justo a la llegada. El párroco Isidro Consuegra ofició el funeral.

A los quince minutos, San Bartolomé ya era pequeña para acoger a tantos almagreños y decenas de ellos tuvieron que esperar en la calle. El silencio, sólo roto por el continuo trasiego de gente (en muchos casos con ramos de flores) que quería estar dentro con la familia, imperó durante toda la eucaristía. Cuatro días de interminable espera materializados en rostros abatidos por el cansancio y el dolor.

Fortaleza y consuelo

funeral-el-dia-de-ciudad-rAunque en el preámbulo de la misa el párroco habló de la «falta de una explicación que deje tranquilas a las familias ante la muerte de sus seres queridos», fue en la homilía donde Isidro Consuegra se dirigió a los familiares para exhortarles a que busquen la fortaleza necesaria para superar lo ocurrido y el consuelo en la palabra del Señor, «ya que sólo él puede poner luz en los corazones ante semejante desgracia».

Aludió así a la muerte como «el drama del hombre» y a la importancia de mantener la fe incluso en momentos «tan duros». A pesar de que, dijo, «sería injusto que los que tenemos fe no sufriéramos sólo por tenerla».El párroco destacó que el sufrimiento es «la mejor ofrenda que podemos hacer a las cuatro personas que han visto la muerte cuando tan sólo iban a disfrutar de unos días de merecido descanso». A raíz de esto, señaló que la vida «no depende de nosotros y siempre está amenazada».

Por último, Consuegra pidió a los familiares que busquen el consuelo, al tiempo que en la palabra de Dios, entre sus allegados, «porque ahora lo que preocupa es que salgáis adelante para poder superar el hueco que dejan en vuestros corazones José, María Victoria, Inmaculada y Mari Nieves».Una vez celebrada la misa, y en un ambiente de total respeto hacia los familiares, los centenares de vecinos que acudieron al funeral comenzaron a desalojar la iglesia sin pasar por el altar a dar el pésame a las familias, lo que hubiera supuesto alargar una espera de días.

Las lágrimas calladas brotaron de nuevo en la calle cuando salieron los cuerpos camino del cementerio. Entre las autoridades presentes en el entierro, que quisieron estar al lado de las familias, se encontraba el alcalde de Almagro, Luis Maldonado y el resto de la corporación municipal; la consejera de Justicia y Protección Ciudadana, Angelina Martínez; el delegado de la Junta en Ciudad Real, José Fuentes; el presidente de la Diputación Provincial, Nemesio de Lara y el subdelegado del Gobierno en la provincia, Miguel Lacruz.

Información: Nieves Fernández (redactora) y César Martín (fotógrafo) de La Tribuna de Ciudad Real