El Ayuntamiento adquiere una mantilla bordada a mano

Mantillas

La mantilla está expuesta en el Museo del Encaje y la Blonda

El Museo Municipal del Encaje y la Blonda expone, desde hace unos días, la mantilla adquirida en una casa de subastas. Se trata de una mantilla negra, bordada a mano, de 210 de altura X 95 de ancho de la que se desconoce el año de su confección, pero según el dibujo es del siglo XIX.

Esta mantilla pasa a formar parte de los fondos propios del Museo Municipal que cuenta con otras cuatro mantillas, todas ellas realizadas con hilo de seda, es decir, de encaje de blonda, aunque la forma de elaborarlas no sea en todos los casos la técnica propia de Almagro y de la comarca, sobre una almohadilla. Todas las mantillas, adquiridas o donadas, son de un valor incalculable. La más antigua, es una mantilla de “terno” (con volante) también adquirida en una casa de subastas hace un par de años que, según los expertos consultados puede ser del siglo XVIII.

Las mantillas son negras, menos una de color blanca. Como curiosidad, una de las mantillas está elaborada por alumnas de los primeros talleres de encaje realizados durante los años 80. Las mujeres que participaron estos primeros cursos de formación realizaron una tira hasta completar una mantilla. De estos años también hay otros trabajos expuestos en el Museo que realizaron las personas que aprendieron encaje de bolillos y blonda en los cursos de la Universidad Popular. El museo del Encaje y la Blonda cuenta con más de 7.000 dibujos donados por Manuel Martínez Cerro, hijo de un conocido encajero de Almagro, Toribio Martínez que también dejó puntillas, pañuelos, juegos de cama, etc. que se exponen junto a otras donaciones y préstamos de vecinos de Almagro que demuestran la riqueza y variedad de formas y usos, que a lo largo del tiempo, ha tenido el encaje artesanal.

Sobre el museo

El museo abrió sus puertas en 2004. El Ayuntamiento de Almagro, consciente de la importancia del encaje de bolillo, asume la responsabilidad de rescatar la memoria histórica, conservarla, mostrarla y difundirla mediante la creación de un museo del encaje y blonda. Esta institución muestra piezas que forman parte de los fondos del propio museo, pero también expone piezas heredadas y cedidas, puntualmente para las exposiciones que cada tres meses cambian. En cualquier caso, todo lo que se exhibe son piezas muy valiosas y en muchas ocasiones guardan gran valor sentimental, ya que estas piezas exclusivas pasan de padres a hijos generación tras generación. El museo se distribuye en tres plantas. En la segunda, se expone los trabajos artesanales y desde 2014 cuenta con una zona didáctica que permite al visitante hacer bolillos con sus propias manos. Si no sabe nada, aprenderá los movimientos básicos necesarios para elaborar cualquier encaje que son la cruz y la vuelta. Hay tres almohadillas con tres niveles de dificultad. En la planta baja, el visitante conoce los utensilios, materiales que se utilizan para realizar encajes, además de paneles y video informativo de la historia del encaje, sus orígenes, desarrollo, elementos básicos para su elaboración, etc.